Un video que circula en las redes sociales muestra a uno de los dos policías apuntando con un arma a la víctima, acelerando y disparándole a quemarropa.
PARÍS – El asesinato de un joven de 17 años en los suburbios del oeste de París el domingo 25 de junio por la mañana ha vuelto a situar el debate sobre la violencia policial en Francia en el centro de la discusión. Provocó violentos disturbios en las afueras de la capital.
El gobierno francés llamó hoy a la calma tras una noche de agitación por las manifestaciones. «Entendemos la necesidad de una respuesta y queremos que se haga con total transparencia», afirmó el portavoz Olivier Veran, añadiendo: «Entendemos la necesidad de una respuesta y queremos que se haga con total transparencia. Hacemos un llamado a la calma en este situación vertiginosa.»
El presidente Emmanuel Macron, de Marsella, añadió que «nada puede justificar la muerte de un joven» y pidió «justicia» para examinar este hecho «inaceptable».
Un trágico incidente se produjo esta mañana cuando la policía controlaba a un joven que conducía un coche amarillo en Nanterre, municipio del departamento de Altos del Sena, en la región de Isla de Francia.
Un vídeo que circula en las redes sociales y confirmado por la Agencia France-Presse y Reuters muestra a uno de los dos investigadores apuntando con un arma a la víctima y disparándole a quemarropa mientras acelera, muestra lo sucedido. «Me van a disparar en la cabeza», se escucha en la grabación, pero no está claro quién lo dijo.
La huida del joven terminó a los pocos metros cuando su coche chocó contra un poste de luz. La víctima, identificada como Nael M., que según los vecinos pertenecía a una familia de ascendencia argelina, murió poco después de recibir un puñetazo en el pecho.
El incidente provocó disturbios en Nanterre, que según las autoridades duraron hasta el amanecer y terminaron con 31 arrestos.
Los manifestantes levantaron barricadas, lanzaron fuegos artificiales contra una comisaría, prendieron fuego a vías de tren y quemaron coches y cubos de basura, mientras policías uniformados respondían con gases lacrimógenos.
«Esperamos que la exigencia absoluta de la verdad conduzca a una actitud de apaciguamiento que prevalezca sobre la ira», dijo la primera ministra francesa, Elisabeth Borne.
Mientras tanto, el ministro del Interior, Gerard Darmanin, anunció que esta noche se desplegarían alrededor de 2.000 policías y gendarmes en los suburbios occidentales de París para evitar nuevos altercados. También dijo que las imágenes del drama eran «extremadamente impactantes», pero pidió que se respete el «dolor» de los familiares de las víctimas y la «presunción de inocencia» de los agentes de policía.
