El histórico estadio Maracaná de Brasil fue abandonado por las autoridades nacionales verdiamarillas después de menos de seis meses, por diversos motivos, entre ellos la falta de fondos para mantenimiento. Maracaná ganó atención internacional como sede de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, pero ahora parece el escenario de una película de terror.
Es considerado el templo del fútbol brasileño en el país austral, pero la instalación deportiva sufrió daños a principios de este año cuando se informó en línea que ladrones robaron dos televisores y un busto de bronce de un futbolista brasileño. Además de dañar algunos asientos, el periodista Mario Filho, que da nombre al estadio,
El 27 de enero, un tribunal brasileño ordenó el corte del suministro eléctrico al estadio por falta de pago de tarifas al proveedor de energía. Según los documentos, los pagos pendientes abarcan cinco meses y suman alrededor de 3 millones de reales, o al menos 950.000 dólares.
Una publicación de un medio brasileño dice que una de las principales figuras del fútbol está sufriendo las consecuencias de una red masiva de desvío de fondos de la petrolera estatal Petrobras, el peor escándalo de corrupción en la historia del país.
La antigua sede de los Juegos Olímpicos de 2016 está actualmente infestada de gatos y el césped está degradado al menos en un 90%. Con el tiempo, la idea de volver a utilizarlo se convierte en un sueño para los brasileños.
